Agraria

Revolución Verde 2.0: ¿Cómo la Tecnología Está Transformando el Campo Ecuatoriano?

El tractor autónomo avanzaba lentamente entre los surcos de maíz en la hacienda El Porvenir, provincia de Los Ríos, mientras sus sensores láser analizaban la humedad del suelo y el estado nutricional de cada planta. A 20 km de distancia, en un centro de monitoreo, la ingeniera agrónoma Valeria Mendoza ajustaba los parámetros de riego desde su tablet. Esta escena, que parecería sacada de un futuro lejano, es hoy una realidad creciente en el agro ecuatoriano. Según datos del Ministerio de Agricultura, el 38% de las medianas y grandes explotaciones agrícolas del país ya utilizan al menos una herramienta de agricultura de precisión, marcando el inicio de una nueva era para el sector primario.

La adopción de drones agrícolas ha sido particularmente notable. Equipados con cámaras multiespectrales, estos dispositivos pueden identificar problemas en cultivos con una precisión imposible para el ojo humano. En las plantaciones de banano de El Oro, por ejemplo, su uso ha reducido un 25% las pérdidas por sigatoka negra, al detectar los primeros focos de infección antes de que sean visibles. «Un vuelo de 15 minutos reemplaza tres días de inspección manual», explica el productor Gonzalo Plaza, mientras revisa el mapa de calor generado por su dron DJI Agras.

Pero la verdadera revolución está ocurriendo bajo tierra. Sensores IoT enterrados a diferentes profundidades transmiten datos en tiempo real sobre humedad, temperatura y concentración de nutrientes. En la cooperativa Quinua Andina, en Cotopaxi, esta tecnología ha permitido optimizar el riego, ahorrando 1.2 millones de litros de agua mensuales. «Antes regábamos por calendario, ahora lo hacemos por necesidad real de la planta», comenta la presidenta de la cooperativa, María Tenesaca.

Los beneficios económicos son igualmente impactantes. Un estudio de la ESPOL calcula que estas tecnologías pueden aumentar la productividad hasta en un 30% y reducir costos de insumos en un 40%. Sin embargo, su adopción masiva enfrenta barreras: el 65% de los pequeños productores consultados por la FAO mencionaron el alto costo inicial como principal obstáculo. Para enfrentar esto, el Banco de Desarrollo del Ecuador lanzó una línea de crédito especial con tasas del 8% anual y periodos de gracia de seis meses.

El futuro se vislumbra prometedor. Proyectos piloto como el uso de blockchain para rastrear la cadena de frío del camarón o el desarrollo de apps que predicen precios de mercado basados en inteligencia artificial están posicionando a Ecuador como líder en agrotech regional. Como resume Mendoza mientras calibra un nuevo sensor: «Estamos escribiendo el nuevo capítulo de la agricultura ecuatoriana.