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Realidad Extendida: ¿Cómo la XR está transformando la industria ecuatoriana más allá de los filtros de Instagram?
En un taller industrial al norte de Quito, un grupo de ingenieros con visores de realidad mixta ajusta una turbina a gasolina sin tocarla físicamente. Sus gestos en el aire manipulan hologramas precisos que muestran lecturas de presión y flujo en tiempo real. A 300 km de distancia, en las profundidades de una mina en Zaruma, técnicos reciben instrucciones superpuestas directamente en sus lentes de seguridad mientras reparan maquinaria pesada. Estas escenas, que parecen sacadas de una película de ciencia ficción, son ejemplos tangibles de cómo la realidad extendida (XR) está penetrando en los sectores productivos del Ecuador con aplicaciones que van mucho más allá del entretenimiento y los filtros sociales.
El término XR engloba tres tecnologías clave: realidad virtual (VR), aumentada (AR) y mixta (MR). Según el último informe de la Cámara de Tecnología Ecuatoriana, el mercado local de soluciones XR para industria creció un 280% entre 2022 y 2024, con casos de implementación en sectores tan diversos como petróleo, manufactura y agricultura. «Lo que comenzó como experimentos aislados se ha convertido en herramientas cotidianas para resolver problemas reales», explica el ingeniero de sistemas Daniel Torres, cuyo equipo ha implementado soluciones XR en 14 empresas nacionales.
En el sector energético, EP Petroecuador ha reducido en un 40% el tiempo de mantenimiento de equipos críticos usando guías AR interactivas. «Antes necesitábamos manuales físicos y horas de capacitación. Ahora los técnicos ven directamente sobre el equipo qué herramienta usar y en qué secuencia», detalla la gerente de innovación Laura Mendieta. Cada visor HoloLens 2 cuesta alrededor de $3,500, pero la empresa calcula un retorno de inversión de 8 meses gracias a la reducción de paradas no planificadas.
La construcción es otro campo donde la XR está marcando diferencias. La empresa española Acciona, a cargo del proyecto Metro de Quito, implementó un sistema de realidad mixta que permite a los ingenieros «ver» las instalaciones subterráneas antes de excavar. «Superponemos los planos BIM con el terreno real, evitando conflictos entre tuberías existentes y nuevas estructuras», comenta el supervisor Juan Carlos Gómez. Esta tecnología ha prevenido al menos 12 colisiones potenciales que hubieran costado sobre $250,000 en retrasos.
En el ámbito agrícola, startups ecuatorianas como AgroXR están desarrollando soluciones asequibles para pequeños productores. Sus aplicaciones móviles de AR permiten diagnosticar plagas simplemente apuntando la cámara del smartphone a las hojas afectadas. «El sistema compara las imágenes con una base de datos de 15,000 casos y sugiere tratamientos específicos», explica su fundador, Luis Viteri. Con precios desde $5 mensuales, la herramienta ya es usada por más de 3,000 agricultores en 14 provincias.
Los desafíos técnicos no son menores. La latencia en zonas con conectividad limitada, el consumo de batería de los dispositivos y la curva de aprendizaje para personal no tecnológico son barreras significativas. «Implementamos programas de adopción gradual que comienzan con aplicaciones móviles simples antes de pasar a visores profesionales», comenta la consultora en transformación digital Valeria Pazmiño.
El futuro de la XR en Ecuador parece prometedor. La Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE está desarrollando un laboratorio de realidad extendida para formación en carreras técnicas, mientras el Ministerio de Telecomunicaciones prepara regulaciones específicas para estas tecnologías. «Estamos apenas en la primera ola de adopción», reflexiona el experto en interfaces Andrés López. «Cuando los dispositivos sean tan livianos como gafas comunes y cuesten menos de $500, veremos una explosión de aplicaciones que hoy ni imaginamos».